Tengo rotas la fe y la esperanza,
el corazón con óxido y gangrena,
la soledad me planta su manaza
como si fuese la señora y dueña
de mi nombre. Mi verso tiene entrañas
de juventud dormida, de calderas
donde los hierros recocidos cantan
su podrida canción de sangre y piedra.
Y a los hombres les temo aunque los amo
y es tan grande mi lucha contra el miedo
que los golpeo y beso a cada paso.
Este es mi dios, un dios que suda fuego,
que pide mientras besa golpeando,
una muestra de que aún no estamos muertos
Dibujo de Al Juarismi
Muy buen soneto.
ResponderEliminarLa imagen ¿representa los seres de un mundo roto? ¿de un mundo de amebas o de metamorfosis de seres sin virtud? ¿son seres traslúcidos que aspiran a una existencia opaca?
Salud
Francesc Cornadó
En un principio, amable Francesc, fueron unas manchas de tinta de periódico que parecían efectivamente piedras o esponjas, tiempo después, como en esos ejercicios de Rorschid, adiviné esta especie de escena metamórfica y translúcida que sucede en un "no lugar", la fractura del ser tiene muchas perspectivas.
ResponderEliminarFernando Merlo es un maldito impecable.
Salud.
Manuel