REVENTADO de verdes llegó Mayo.
Supo entonces tu anhelo dónde buscar los lirios
que entreabiertos se ofrecen como labios,
como brazos que alzaran implorantes
desde la negra tierra
los niños que se fueron a deshora
- vibran aún sus huellas dactilares
en los débiles pétalos impresas-.
En cimero racimo tres de ellos
se pliegan hacia arriba guardando su secreto
con una ingenuidad que sobrecoge.
Si quebrara tu mano la intimidad aquella
nada menos verías, créeme,
que el rostro del macaco japonés,
su ancha nariz y sus sellados ojos
circundados de arrugas. Más abajo,
tres pétalos vencidos, como un crespón de vida,
se entregan a la vaina de un verde timorato,
uno de aquellos verdes que un poco te devuelven
de la fe y la belleza y lo perdido
cuando regresa Mayo.
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Estarán ya los lirios
ResponderEliminarjugando a mar,a cielo,a sol llorado.
Gracias por ponerlo. Un abrazo.
No hay de qué, poeta. Son diamantes. Para mí es honor poder ir escanciándolos con cuidado. Sea ese abrazo.
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